Viejitos piolas

Olvidando (o no) el cabezazo del final, el mundial que jugó Zidane hizo que varios nos babeáramos, que quedáramos fascinados viendo cómo un tipo de 30 y pico corría la mitad de lo que otros pero hacía que el equipo jugara el cuádruple. Cada partido que jugaba podía ser el último y eso le daba un vértigo extra, y por eso cuando las cosas salían, y salían tan bien, las ovaciones se multiplicaban, los incrédulos que antes afirmaban imposible que alguien a su edad pudiera jugar a primer nivel ahora tenían que mirar para otro lado o unirse a los aplausos de la masa. Creo que fue en el punto cúlmine de su actuación en el mundial, contra Brasil, cuando Walter Nelson lo bautizó "el viejito piola".



Tenemos ahora, en el US open, un caso parecido al de Zinedine. André Agassi anunció que se retira ni bien termine su actuación en este torneo. Esto es: cada partido que juega puede ser el último, si es que no lo gana. Y la gente quiere seguir viéndolo, claro, entonces todos se ponen de su lado y el estadio ebulle.

Ayer Agassi jugó con Pavel por la primera ronda del abierto yanqui, y el rumano arrancó que parecía Federer, jugando a un nivel impresionante, defeniendo palos increíbles, haciendo que pelotas fuertes y precisas de Agassi a las líneas pasaran desapercibidas porque las devolvía como si nada, y, hablando de ese verbo, devolviendo saques como si fuera el mismo Andre, uno de los mejores en ese rubro de la historia del deporte. Estaba intratable Pavel, y así se llevó el primer set y llevó el segundo a tie break, aún con Agassi jugando bien. Pero con el correr de los games Agassi fue ajustando su juego, nunca perdió la paciencia, y habiéndose llevado el tie break del segundo set, levantó un 0-4 en el tercero para terminar ganándolo en un largo tie break, el tercero del partido. Después de eso (en realidad ya cuando agassi levantó el 0-4 con dos quiebres segidos) Pavel, ya un poco malhumorado porque por más que acertara e hiciera todo bien no le aplaudían una -la gente estaba 200% con Andre-, aflojó y se puso más falible, cosa que Agassi aprovechó para terminar de liquidarlo, pero mientras tanto fue una lucha terrible. Lo notable era ver cómo Agassi sin moverse (vieron cómo juega él ahora, cualquier pelota que le exige más de 5 pasos a toda velocidad ya ni la corre, salvo que sea un punto muy importante) se la bancaba ante un tipo así de inspirado. Así es como viene jugando Andre en todo este último tiempo, y eso es lo que lo destaca del resto, de la pendejada que puede correr 5 horas. Apelando a todos los recursos tenísticos posibles, acortando los golpes y los puntos, pegándole a la pelota ni bien empieza a subir para no darle tiempo al rival, concentradísimo en devolver bien para no ceder la iniciativa de los punts, un lujo que a su edad no puede darse; con todo esto el tipo se la banca y puede meterse en una final de US open, como hizo el año pasado, llegando a sacarle un set a Federer inclusive. Dudo que vuelva a poder lograr algo así en esta edición; de hecho, no parece muy fácil que pueda volver a ganar un partido, ya que su próximo rival es el nada fácil chipriota Marcos Baghdatis, quien suele ponerse las pilas en los grand slams, pero tampoco crean que porque uno está en pleno período ascendente de su carrera y el otro está a punto de cerrarla, el resultado es cantado en favor del primero. Si no pregúntenle a los españoles que aseguraban que iban a jubilar a Zidane. A veces la plenitud física de la juventud talentosa no alcanza para arrollar al talento entrado en años pero mezclado con experiencia. Pero quizás sí, como pasó con Nadal en Wimbledon, así que estén atentos, que puede ser la última oportunidad de disfrutarlo.

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