Pablo, pablito, el ídolo de los Uruguayos desde hace un tiempo, mínimo desde que ganó Roland Garros. Ahora es profeta en su tierra. Un campeón uruguayo (suena raro no?) para esta gira Petrobras donde los locales vienen marcando diferencia. Salamanca en Bogotá 2, Zeballos en Buenos Aires, Cuevas en Uruguay, Tal vez Delgado en Asunción? o Massú o Capdeville en Chile?. Lo primero está más difícil.En la gente (los uruguayos) se nota como un orgullo especial por "pablito", a quién ven no sólo como un buen tenista sino un tipo querible, humilde, enojón en la cancha, humano en fin, no muy diferente a sus espectadores.
Una cancha percutida por la lluvia, resbalosa y poco apta para el buen juego eran los requisitos a los que se exponían los dos players latinoamericanos. Cuevas en la conferencia de prensa post semifinal había declarado que Nico era un zorro viejo, condición que lo podría haber ayudado mucho al ecuatoriano si tenemos en cuenta que Pablo jugaba su primera final en casa frente a su público. No hubo oportunidad para que eso sucediera, desde un principio se lo vio muy prendido al local y en ningún momento decayó en nivel. Se podría decir que no dejó chances para que su rival se agrandara un poquito o encontrara su mejor juego. Lo poco que lo complicó fue trayendo muchas bolas con el slice, pero en momentos importantes el ecuatoriano estuvo impreciso. Un momento un poco raro fue al final cuando con tres match points a favor Cuevas se pone a discutir acaloradamente un primer saque que el juez había dado por malo. Pareció excesivo y contraproducente la febril discución en la que se metió el uruguayo. Para su suerte lo cerró segundos después con un ace que el umpire convalidó y la tribuna festejó orgullosa de que su hijo prodigo se coronara en casa.
Fotos: Prensa Petrobras.
Una cancha percutida por la lluvia, resbalosa y poco apta para el buen juego eran los requisitos a los que se exponían los dos players latinoamericanos. Cuevas en la conferencia de prensa post semifinal había declarado que Nico era un zorro viejo, condición que lo podría haber ayudado mucho al ecuatoriano si tenemos en cuenta que Pablo jugaba su primera final en casa frente a su público. No hubo oportunidad para que eso sucediera, desde un principio se lo vio muy prendido al local y en ningún momento decayó en nivel. Se podría decir que no dejó chances para que su rival se agrandara un poquito o encontrara su mejor juego. Lo poco que lo complicó fue trayendo muchas bolas con el slice, pero en momentos importantes el ecuatoriano estuvo impreciso. Un momento un poco raro fue al final cuando con tres match points a favor Cuevas se pone a discutir acaloradamente un primer saque que el juez había dado por malo. Pareció excesivo y contraproducente la febril discución en la que se metió el uruguayo. Para su suerte lo cerró segundos después con un ace que el umpire convalidó y la tribuna festejó orgullosa de que su hijo prodigo se coronara en casa.
Fotos: Prensa Petrobras.
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