EL REGRESO DE UN GLADIADOR

Mariano "el negro" Zabaleta nació el 19 de septiembre de 1978 en la ciudad de Tandil, mide 1,78 metros, pesa 77 kilos, es diestro y es jugador de tenis profesional desde 1996. Si bien el virtuosismo con la raqueta nunca fué una de sus cualidades, supo, con garra y entrega como sus principales estandartes, suplir esa deficiencia, y construir de esa forma una carrera aceptable para cualquier tenista (aunque lo mejor lo logró en su etapa de junior, época en la que llegó a ocupar el primer lugar en el ranking de la categoría). Tal es así que llegó a representar al país en varias oportunidades, teniendo su pico de rendimiento tenístico y emocional (con la gente)en aquella semifinal de Davis en Málaga en el 2003 donde llegó a estar 2 sets a 0 contra Moyá cuando un inoportuno calambre en uno de sus muslos, le hizo añicos su gran ilusión, y le impidió a su vez, la posibilidad de vestirse con el traje de héroe ante su gente.
Nada fue igual desde aquel trágico momento, y si bien pudo conseguir un par de torneos mas (de poca valía), quedó demostrado en cada una de sus presentaciones posteriores, que la de Málaga no fué una derrota mas, sino, una herida que hasta el día de hoy no cicatriza.
Fué por eso tal vez, que decidió buscar alguna variante que acapare su motivación, y la misma la consiguió en la televisión, mas precisamente en la conducción. Desde ese momento, y ya cada vez con menos ganas de ponerse los cortos, su carrera entró en una pendiente que se hizo cada vez mas pronunciada, y que tuvo su punto cúlmine con la lesión sufrida en septiembre del año pasado que lo marginó del circuito hasta el último lunes (participó en el abierto de Australia pero abandonó en primera ronda), fecha en la que el tandilense después de 7 meses, volvió a sentir el sudor de un partido profesional. Si bien sufrió la potencia del brasileño Alves y cayó derrotado, el resultado no deja de ser una mera anécdota cuando se trata de un regreso tan esperado.
Por eso desde acá, brindamos (o por lo menos yo) por este momento tan grato, y añoramos, que en caso de un retorno poco fructifero (dios no quiera que sea así), este “diferente” del deporte blanco sea recordado con toda la gloria que se merece, y que no pase al ostracismo como cualquier simple mortal.