PARTIDO DE IZQUIERDA (?)

La derecha sigue sin entrar. Nadal continúa su racha en tierra. Todo transcurre normalmente, un domingo cualquiera, un domingo más. Domingo gris en Buenos Aires, cuesta abrir los ojos a las nueve de la madrugada, más si la primera voz que escuchas es la de Javier Frana. Esta vez no hay té, no hay café, no hay mate ni nada, de casualidad consigo acomodarme en la cama y no pienso sacar un pie de abajo de las sábanas. Encima de que estoy mirando con un sólo ojo, el otro duerme, la cámara de la cancha central del Monte-carlo country club no filma la bola. Esto ya es casi una leve tortura. Pero es la final de Montecarlo, se enfrentan Federer y Nadal, esos duelos que les contaremos a las próximas generaciones como algo fuera de lo común, el ojo que sigue abierto no puede dejarse vencer en esta batalla.
Comienza el match bastante parejo, incluso Roger un poco más solido en su saque. En los primeros cuatro games todos pensamos que la historia se podía dar vuelta, algunos nos ilusionamos, otros temieron pero todos fantaseamos con esa posibilidad. Hasta que el chaval superó los breack points del suizo, saltito y puño apretado. La diestra del suizo comenzó a errar hasta lo impensable, los errores no forzados comenzaron a suceder como una diarrea imparable y la siniestra del manacorí dominó el set. 6-4. Por bueno que sea Federer no puede jugar un partido entero con Nadal sin derecha, su revés aguantó hasta donde pudo, pero en mitad del segundo set Federer ya contaba once errores no forzados, demasiado. El manacorí quebró temprano y 3-1 arriba ya no habia dios que salvara al número 1. Esta vez el que no se despeinó fue Nadal, de quién ya tomamos como natural que devuelva tres o cuatro winners seguidos. Lo definió en dos sets, sin necesitar siquiera un tie-breack. La zurda a las líneas funcionó mejor que nunca y demostró que es el número 1 del polvo por amplia ventaja y sin perder set en su tercer Montecarlo consecutivo, ni siquiera ante el mejor de todos los tiempos.
La esperada mejoría de Roger Federer en polvo de ladrillo nunca llegó, a la famosa imperfección con su derecha le agregó la falta de variación en los golpes y las alturas. Nada que decir de la movilidad, sin la cual hubiera sido un 6-0, 6-0 para el mallorquín, pero nada más que eso. Se lo notaba ofuscado y falto de temple en algunos segmentos del partido. Errático hasta lo inverosímil, confundido y sin fuego sagrado(?). Sin duda una jornada siniestra contra su rival más siniestro.

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