Ganarle a Federer

Ya el contador de comentarios parece que se rompió de tanto que se acumuló en el post anterior, es hora de postear y descomprimir un poco.

Por si usted vive en un termo lumilagro: Cañas le acaba de ganar a Federer por segunda vez consecutiva, esta vez en el tie break del tercero, perdiendo más games y más puntos de los que ganó pero asegurando los fundamentales, al revés que Roger, que se lució en el segundo con la sinfónica a puro lujo pero después de estar 2-0 arriba en el tercero y tener muchos break points (como tuvo en todo el partido) en el tercer game de ese set, terminó viendo cómo Cañas lo rescataba y de ahí en adelante torcía el rumbo del partido.

Historia repetida pero no porque Roger ya haya perdido con Cañas hace unos días, sino porque me hace acordar a la forma en que Rafa construyó su paternidad sobre Rogelio. Recuerdo partidos contra Rafa donde Federer arrancaba in concert y terminaba perdiendo match points y puntos fáciles en tie breaks definitorios. Federer, número 1 y todo, con imagen de imbatible y todo, con rachas de grand slams incomparables y mucho más, sigue siendo un irregular talentoso. Pasa que es tan, pero tan, pero tan talentoso, que a veces no se nota. Y además por supuesto tiene una enorme concentración en puntos clave en general, y los salva con aces o juego contundente. Un partido con Ljubicic, Blake, Roddick o Davydenko no le trae problemas, y también en general se come a los jóvenes talentosos, pero la constancia de Nadal y Cañas lo han complicado. Claro que también lo ha complicado Nalbandian, lo que me tira un poco abajo esta teoría.

Pero yo viendo el partido de hoy me acoraba del segundo Roland Garros y de Hamburgo, y también del susto de Wimbledon, donde de todas formas la superioridad era tan marcada que no alcanzó.

El talento es irregular. Los detractores de Bochini decían que no estaba enchufado 90 minutos al mismo ritmo, sin entender que lo suyo es otra cosa. Si los 90 minutos se los pasara metiendo pases gol, los partidos terminarían 34 a 1. Roger cuando logra, a veces, un partido entero de talento puro e indetenible, hace masacres como la que sufrió Roddick hace poco. Pero también se va de a ratos de los partidos en primeras rondas y a veces se le va un set que al final termina levantando. No sé si llega al extremo de lo que decían que hacía Kobe Bryant: esperar a que el equipo perdiera por mucho en algún partido intrascendente de temporada regular para luego ver si sólo podía levantarlo, imponiéndose ese desafío para complejizar su competencia, pero Roger a veces pierde unos games o erra pelotas tontas y gana partidos sin brillar mucho hasta que llegan las instancias importantes. No se puede pintar un cuadro por minuto a ritmo industrial. Por más que las del blog antifederer lo nieguen (?), Federer es bien humano, y en eso radica parte de su espectacularidad, la que los diarios a veces no entienden cuando titulan "otra vez sopa" ante sus triunfos reiterados, como si lo de Roger fuera otro día en la oficina.

Ante esto, los que sí son regulares, y además tienen un plus de amor propio o competitividad que les permite sacar valor agregado de la tierra más yerma (es decir: no Robredo, él entra en la categoría de los "marcatarjetas", una muy distinta a la de Nadal o Cañas), un valor agregado que pueden sostener con consistencia a través del tiempo, pueden aprovecharse y mantenerse en los partidos contra él, esperando que llegue el momento de la decaída. Cuando Roddick estaba 0-2 en el tercero y Roger clavaba un passing lujoso, el niño de las gorras Lacoste miraba al cielo resignado y bufaba queriendo irse a la casa. Cuando Cañas estaba 0-2, corría de platea a platea hasta las pelotas donde Federer metía ángulos imposibles, terminaba manteniendo el saque y se daba una y otra oportunidad más esperando que el momento de la caída de Roger llegara.

En básquet a veces hay momentos en que un equipo lanza ladrillos, bibliotecas, dos grandes de muzzarella, una impresora multifunción y el titanic antes de hundirse al aro y los emboca todos. Los coachs rivales, cuando saben ver esto, todo lo que dicen es: manténganse en el partido, marquen, aseguren sus puntitos, sus dobles, sus libres, que en algún momento van a dejar de embocar. Pasa ese primer o segundo o tercer cuarto de inspiración y la ventaja no es de 34 sino de 7, porque el equipo no se volvió loco y empezó a tirar triples tras picar dos veces la pelota desde cualquier lado a ver si la embocaba igual que los otros, y los rivales se dan cuenta de que, habiendo jugado como nunca en su vida, apenas si van ganando. De repente erran un par de tiros, se les enfría la mano a los tiradores, y están contra las cuerdas.

El partido queda cerrado y la presión queda del lado del que le habían salido mejor las cosas y ahora ve la derrota como una debacle, un abismo que hay que evitar. Empieza a inmovilizarse y temer un poco, por el miedo a caer, mientras que el rival ve el partido desde la óptica de "caballo que alcanza, gana" y tiene todo el ímpetu para seguir sacando el espíritu de lucha e intimidar. El que estaba adelante toma un par de tiros malos, lejanos, en jugadas sin armar, y el partido se escapa para siempre, a menos que, claro, lo salve alguno de sus talentos. Pero el tenista está solo y si él tiembla todo tiembla. Federer erra la volea del 6 a 4, le pifia a la evolución de saque del 7-5, y Cañas lo vuelve a eliminar, festejando menos ampulosamente que Nadal pero habiendo hecho algo no tan distinto. Mientras en el básquet la cosa era seguir forzando los dobles, atacando el aro, rasguñando puntos en la línea, etc., acá hay que concentrarse en rasguñar los sets, los tie breaks, aprovechar los break points, luchar para que todos los games sean cerrados y si son cerrados que terminen del lado de ellos... un par de detalles, pero ahí está, la forma de ganar estando del lado de en frente al del talento o la inspiración, la forma de ganarle a Federer.

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