ACERCA DE FEDERER

No hay muchas coincidencias entre Federer y Roderer. Uno es un ser humano de carne y hueso, un deportista genial, acostumbrado a los flashes, las cámaras y los grandes eventos. El otro, Gustavo Roderer, es un personaje de ficción, un ser oscuro, taciturno, habituado a la soledad y poco afecto a la vida social. Sin embargo hay ciertos pasajes en la novela de Guillermo Martínez(acerca de Roderer) que llevan a pensar todo lo contrario y acercan las disimilitudes, sobretodo en lo que tiene que ver con la táctica y la estrategia.

El protagonista del texto, un joven brillante, concurre asiduamente a un viejo club de barrio a jugar al ajedrez pero nunca encuentra contrincantes a su altura hasta que un día conoce a Roderer, años más tarde rememora “De la partida no recuerdo ya todos los pormenores; recuerdo sí mi desconcierto y mi sensación de impotencia al advertir que Roderer neutralizaba uno tras otro todos mis ataques, aun los que yo creía más agudos. Jugaba de un modo extraño; apenas registraba mis movimientos, como si pudiera desentenderse de cuáles fueran mis maniobras; sus jugadas parecían inconexas, erráticas: ocupaba alguna casilla lejana o movía una pieza intrascendente, y yo podía avanzar hasta cierto punto en mis planes, pero pronto me daba cuenta de que la posición de Roderer, mientras tanto, por alguna de aquellas jugadas, era ahora ligeramente distinta, un cambio casi imperceptible, pero suficiente para que mis cálculos perdieran sentido.”

Obviamente las jugadas de Federer no son inconexas ni erráticas, pero el resto del relato es tan literalmente ajustado al juego de esta leyenda viva que asusta. Si le preguntamos a diez contrincantes del suizo, si no sintieron neutralizados sus ataques más agudos y si no se vieron desilusionados por que tras cambios imperceptibles sus cálculos se vieron frustrados, estoy seguro que diez contestarían que sí.

Un poco más adelante prosigue “tenía el presentimiento de que iban configurando algo cuyo sentido se me escapaba, algo sutil e inexorable”, esa me parece que es la palabra clave, el número de la caja fuerte, Federer es inexorable. Por eso creo que Raúl Díaz de Planeta tenis se despacha con la siguiente frase "Me da mucha rabia que Federer juegue como lo hace... es implacable, diría que incluso algo despiadado...", claro que es despiadado, por que en sus ojos vemos el destino inalterable, el camino de lo inevitable que largo o corto llegará.

Hubo dos motivos que me hicieron suponer que este iba a ser el resultado del partido(dije 7-5, 6-4, 6-3). El primero fueron las finales de Basilea y Madrid, con idénticos contrincantes e idénticas palizas del helvético, aunque ni por asomo el rendimiento de Feña fue el mismo. El segundo y creo que más claro motivo fue el masters de Shangai con un Blake superlativo que venía borrando rivales pero en la final la goma de borrar se dio vuelta y el americano terminó siendo un jugador invisible. Otra vez lo inexorable.

Por último dejo otro extracto de la novela “acerca de Roderer” de Guillermo Martínez donde el narrador parece un contrincante de Federer describiendo su estrategia: “No conseguía sin embargo figurarme cómo quedaría luego el tablero. Podía imaginar cinco, seis jugadas más adelante, pero no lograba ir más allá. No había tampoco ningún sitio adonde pudiera retirar mi dama: el cambio era forzado. Esto al menos me liberaba de seguir pensando. Las piezas fueron cayendo disciplinadamente, una por bando; hacían un ruido seco al entrechocar y quedaban luego fuera del tablero. ¿Cuántas jugadas, me preguntaba con incredulidad, había podido anticipar él?” eso nos preguntamos todos, cuantas?.

1 comentario:

David dijo...

El tenis me gusta muchísimo y me apasiona tanto. Muchas veces compre Pasajes a Punta Cana para luego hacerme una escapada al atp de Acapulco

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